Periodo: 2003 - 2015.
Esta banda supura buen hacer por todos sus poros. Quizá aún no los conozcas, y si es así, ¡ya va siendo hora! Su rock and roll setentero e inmortal no se pliega a ninguna ventisca pasajera y sigue fiel la estela de los buenos tiempos, los tiempos que deben recordarse, esos de los que habla este blog precisamente. La música de esta magnífica banda no se pierde en tonterías, va al grano, buscando sin cesar ese feeling hiriente. Sus directos son apabullantes y pocas veces podemos disfrutar de una voz como la de Teo Fernández, un prodigio de vocalista que ya quisieran muchos para sí.
Solo dieron cuatro discos para la Historia, aun llevando mil años en la carretera, con diferentes formaciones.
En 69 toca la guitarra y compone mi primo carnal, Gabriel Poza. Vivía en mi misma casa de solo seis vecinos, en el piso de arriba, con lo cual tuvimos mucho contacto. Me siento parcialmente responsable de haberle metido en el cuerpo el gusanillo del rock, sobre todo cuando le pasé ciertos discos que me consta que le impactaron: Love it to death (Alice Cooper), Mama Said (Lenny Kravitz), o "la naranja mecánica" de GodFathers.
Respecto a la música de su grupo, al que apoyé, como es lógico, siempre fui sincero: desde mi punto de vista le falta un punto de locura, de menos seriedad en sus letras, acaparadas en su mayor parte por el cantante, Teo, un tío fenomenal, con unas vocales de escándalo pero que escribe en clave demasiado poética. De hecho, es un filósofo a su manera. Pero ahondar en profundidades está reñido con el rock, pues este estilo está inventado sólo para la diversión del personal.
Hacer poesía y ser rockero a un mismo tiempo está al alcance de muy pocos. Quizá solo del último Elvis. O quizá también en alguna otra cosa, pero es muy difícil. Un rockero sin potencia guitarrera o de watios no es tal, es, como he repetido muchas veces, un poeta con ganas de musicalidad. Otro ejemplo de esto podría ser Leonard Cohen o Joni Mitchell en sus comienzos. Por no citar a Dylan.
Dicho esto, 69 Revoluciones tiene a mi parecer un tema supremo, en el que hace rock de verdad, sin poesía, es un tema crudo, directo, sencillo pero potente, y sin ninguna otra aspiración más que la de divertir, como debe ser.
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