Que nuestras rodillas acaricien la moqueta o un humilde suelo de linóleo, da igual. Por un fugaz momento vuelve Elvis. Llega el Rey.
Aunque los temas seleccionados tienen que ser más o menos conocidos a la fuerza, ninguno de ellos suele estar en el ranking de las diez mejores canciones de Elvis. ¡Pero sí deberían!
Después de pasarse casi al completo la década de los `60 centrado en el cine, Elvis volvió con mucha fuerza en 1968, y es a partir de aquí cuando su voz y sus directos resultan ser espectáculos de mucho, muchísimo calado. Una lástima que todo esto estuviera "recluido" en Las Vegas y que Elvis jamás cruzara el charco para mostrar su música a Europa.
Os revelaré una cosa que me llamó mucho la atención: hablando con culturetas, críticos y musicólogos, la mayoría eran de la opinión siguiente: Si no hubiera existido Elvis, cualquier otro hubiera ocupado su lugar para hacer lo que el hizo, pues según ellos el germen ya estaba allí.
¡Pues claro que estaba!
En metáfora tenística (deporte excelso que sigo y practico), por ejemplo no significa nada que Federer sea alguien capaz de sobrevolar el juego de, por ejemplo, Kuerten, Rafter o McEnroe. No. No es posible. Ese tenis ya existía en ellos, un tenis excelso. Pero eso no significa que un buen jugador como Federer pueda jugar así. Por mucho que gane no llega donde otros llegaron con mucho menos, Los citados, sin ir más lejos.
Elvis fue un artista que casi siempre ganaba en directo, gracias a la incríble orquesta que le acompañaba, y me refiero, por supuesto, a los ´70.
Elvis es único y perfecto. Nadie puede ni siquiera soñar con igualar su mito. Elvis es Elvis. Unico. Los que van y vienen te saludan. ¡¡Ave!!
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