Oxygene continúa, después de mil embestidas, como la obra cumbre de la música electrónica. Por ello ni siquiera me voy a detener en seleccionar nada, pues toda ella es un diez sobre diez, y todo amante de la buena música debería contar con una copia de este trabajo.
Si consideramos una imposible comparativa, como irredento fan de Atari, Jarre es algo parecido respecto a aquellos primigenios videojuegos: Tanto monta.
Dicho esto, hay que decir que Jarre intentó durante toda su extensa carrera repetir la inspiración de Oxygene (en 1997 sacó a luz una segunda parte bastante inferior). Lo cierto es que nunca se acercó a su maravilla de 1976, máxime cuando después de Magnetic Fields (1981), su segundo mejor trabajo, según mi opinión, trastabilló demasiado de manera confusa e incompetente con la música techno.
Dicho esto, hay que decir que Jarre intentó durante toda su extensa carrera repetir la inspiración de Oxygene (en 1997 sacó a luz una segunda parte bastante inferior). Lo cierto es que nunca se acercó a su maravilla de 1976, máxime cuando después de Magnetic Fields (1981), su segundo mejor trabajo, según mi opinión, trastabilló demasiado de manera confusa e incompetente con la música techno.
En consecuencia, y obviando por rigores a Oxygene, me quedo de su obra posterior con el tema principal de Magnetic Fields.
De su concierto en vivo de 1982 ((The Concerts in China) destaco su tema compuesto al efecto "Souvenirs of China" y de su, una vez más, sobrevalorado "Rendez-Vous" (1986), "Second RendezVous".
Mucho después -corría ya el año 2007- nos deja un tema sublime en que emula con sintetizador un imposible solo de guitarra. Un corte bastante desconocido perteneciente a su álbum Téo & Téa, que pasó sin pena ni gloria pero que es una de sus obras más fantásticas.
De su concierto en vivo de 1982 ((The Concerts in China) destaco su tema compuesto al efecto "Souvenirs of China" y de su, una vez más, sobrevalorado "Rendez-Vous" (1986), "Second RendezVous".
Mucho después -corría ya el año 2007- nos deja un tema sublime en que emula con sintetizador un imposible solo de guitarra. Un corte bastante desconocido perteneciente a su álbum Téo & Téa, que pasó sin pena ni gloria pero que es una de sus obras más fantásticas.
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