Vamos a ver, vamos a ver... Jethro Tull es una banda compleja, que aún a día de hoy sigue siendo desconocida en sus mejores parámetros para el público general. El éxito les llegó en 1971 con el aclamado y superfamoso "Aqualung". Un disco asequible, potente, que tuvo un par de singles que llegaron al imaginario del mortal de a pie. Pero Aqualung no es la panacea de Jethro Tull, ni mucho menos. Esta formación dio bastante más de sí que aquél disco. Ojo, no estoy diciendo que sea malo, pero sí sobrevalorado en perspectiva. ¿Y por qué digo todo esto? Pues porque, para empezar, el mejor álbum de la banda (Thick as a Brick, 1972) es muchísimo más desconocido ya que se trata de un espectacular trabajo conceptual en el que no hay cortes, todo él es un conjunto. De hecho, en su versión original en vinilo, la cara A sumaba 42 minutos y la cara B 22 minutos. Y si la tecnología de entonces lo hubiera permitido nos encontraríamos con que de principio a fin sumaría unos 65 minutos non stop de creatividad al más alto nivel. Pero las cosas como son, se trata de un metraje no apto para cualquiera. Y muy poco comercial. Ningún single pudo extraerse, con lo que permanece "en tierra ignota", popularmente hablando.
Dicho esto, antes del citado superéxito "Aqualung", existe "Stand Up" (1969), a mi parecer logrando una altura similar; y con él tenemos además la curiosidad de encontrarnos con el primer single de la Historia de la Música en estéreo (Witch´s Promise).
Personalmente (los fans me pueden degollar) "Aqualung" es un disco de fácil oido, pero que en mi opinión no dice lo que es Jethro Tull. No sólo por Thick as a Brick, sino también por destellos posteriores en trabajos como "A Passion Play" (1973) (de nuevo conceptual), "Songs from the Wood" (1977) y "Heavy Horses" (1978), los dos últimos con Ian Anderson en su pico vocal.
A pesar de lo dicho, en Aqualung encontramos "Hymn 43", un tema que me encanta. No es de los aclamados, pero para mí siempre será el mejor por su fiereza inusitada.
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