Periodo: 1980 - hoy.
¿Ozzy? ¿Y este tío quién es? JA, JA.
A quien no le suene el nombre de este dios no es nadie, podríamos decir que es una floritura, un dibujito hecho con un moco.
Ozzy fue, es, y será una de esas... sí, de las mayores figuras del rock. Vocalista venido desde el infierno para decirnos que el terror está agazapado detrás de tu querido cojín. Pero es horario infantil, hay que acallar las voces y medrar las miradas. Ozzy anda suelto.
Ozzy te permite entrar a gusto en la oscuridad, como un buen acomodador de antaño, pero después de que estás en tu asiento, con tus palomitas, escuchas una voz extraña, yo diría que extremófila, pero aún así, aunque una jauría de insectos recorre tu cuerpo, no dejas de intentar mantenerte sereno, cosa que te va a ser harto imposible al escuchar estas endiabladas tonadillas.
Ozzy no es Alice Cooper en los ´70, pero bebió de su boca, del veneno de sus serpientes y olfateó sin duda el olor añejo y cadavérico del acompasado ritmo de Mr. Vincent Damon Furnier.
Después de desligarse de su grupo madre -Black Sabbath- instauró una breve dictadura a las órdenes del virtuoso Randy Rhoads, desaparecido en un desgraciado accidente que dejó a Ozzy aún más sonado de lo que estaba. De esta gloriosa etapa (1980-81) quedan algunos buenos conjuros maléficos que todos deberían conocer (Mr. Crowley, Revelations -del primer álbum, Blizzard of Ozz; y Tonight, S.A.T.O. y Diary of a madman del segundo), pero este sonido no ha envejecido todo lo bien que hubiéramos podido desear.
Al poco de la súbita muerte de Randy otro apóstol dejó su firma. Y no tengo por más que avalar la rúbrica. El fantasma Jake E. Lee propició un arañazo para la historia cuando acarició sus cuerdas en Bark at the Moon.
Sé que algunos se estarán ya rasgando las vestiduras por no hacer más hincapié en Randy. Es cierto, tomo los hechos como lo que son, una blasfemia, y estoy dispuesto a la laceración, pues yo, pecador, lo merezco.
Cuando Ozzy editó su séptimo disco en solitario ya se daba por hecho que los anatemas estaban en franco retroceso y que no se podía esperar mucho más de nuestro querido decapitador de palomas.
Después de la aventura de Lee, no daba un duro por nuestro héroe. De hecho, el ínclito amenazó con retirarse de escena andando un poco los ´90.
Pero algo debió acontecer, algo muy relacionado con el guitarrista Zack Wilde, por entonces aún en forma. No en forma, muy en forma. Tanto es así que dieron a conocer al mundo una joya de discoteca llamada Ozzmosis (1995).
Curioso que ocurra aquí, con Ozzy, alma de Sabbath, lo que ocurrió con Sabbath y Dio cuando salió a la luz su Heaven and Hell.
Al igual que Heaven & Hell eclipsa la carrera de Ozzy con su grupo madre, Ozzmosis hace sombra a cualquier trabajo anterior o posterior.
A destacar: Casi todo lo que ha hecho este anormal.
Como guinda del pastel pongo en primer lugar un vídeo-arte que mi amigo Hazangel ha realizado sobre el tema "Dreamer".
No hay comentarios:
Publicar un comentario